Blog - octubre 6, 2020

Los hábitos que tengo ¿Son buenos?

Los hábitos son prácticas que realizamos usualmente, llegando a convertirse en costumbres hasta tal punto, que si no las realizamos podemos sentir molestias e incomodidad. Aquí ya podemos decir que están ligados a las emociones, a nuestro ser interior. Por ejemplo, tomar una taza de café cada mañana, de hecho una persona puede decir que se siente mal o incompleta si no se toma su café a la hora que siempre lo hace. Sin embargo, no solo son acciones, sino que también pueden ser tener un tipo de pensamiento o emociones repetidas que formen parte del estilo de vida de una persona.

“Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito.” ARISTÓTELES

No nacemos con los hábitos, sino que son parte de un proceso de aprendizaje gracias a la interacción con nuestro entorno. S. Covey define los hábitos como una “intercepción entre el conocimiento, capacidad, y deseo”. Este autor, quien ha realizado diversos estudios sobre los hábitos explica que el conocimiento se refiere a lo teórico, es decir, el Qué hacer y Por qué hacerlo, mientras que la capacidad manifiesta el Cómo hacer, por último, el deseo o motivación que se tiene, es decir el querer hacer.

Lo que nos muestra esto es que las cosas que hacemos de manera habitual están interiorizadas y tienen un sentido para nuestra vida. Eso no siempre significa que sea bueno, lo cierto es que muchas veces podemos llevar a cabo un hábito de manera consciente o inconsciente.

Lo explicado, en el párrafo anterior nos da una idea de poder entender como se forma un hábito. Prestemos atención al siguiente ejemplo: si queremos aprender a conducir (sería nuestra motivación, nuestro deseo), evidentemente debemos aprender primero una teoría (el conocimiento), conocer las señales de tráfico, para qué sirven y cómo funcionan las distintas partes del coche, etc. Por otro lado, la capacidad nos llevará cada día a realizar de manera repetida distintas prácticas de conducir en calles, autopistas, avenidas, de manera que finalmente podamos automatizar lo que hemos aprendiendo. Hasta el punto que, conducir sea algo natural permitiéndonos muchas veces llegar a casa sin ser conscientes de todo el trayecto que hemos recorrido o que mientras conduzcamos podamos conversar con otras personas. Por ello, podemos concluir que a lo largo de un tiempo iniciamos un proceso de aprendizaje que nos lleva a formar un hábito.

Pero, ¿todos los hábitos son buenos? Pues no, los hábitos muestran nuestro carácter, ya que respondemos ante una situación de una manera determinada, como nos expresamos, actuamos, pensamos. De hecho se ha comprobado que el cerebro buscará siempre la salida más fácil y sencilla para enfrentar las situaciones, y en este momento es cuando tenemos que identificar si es saludable, si estamos obteniendo los resultados que queremos o no.

Es por esto que debemos trabajar en nuestro interior, saber que el cambio que debemos generar es de adentro hacia afuera. Hay un proverbio muy sonado que dice «Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito, siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino».

Cambiar un hábito que no es saludable nos permitirá pasar por un proceso que muchas veces es doloroso, pues significa que hay que profundizar en los cimientos, en los principios de vida que nos sostienen, en estructuras mentales, en lo que nos motiva… pero que vale la pena si queremos trabajar en nuestro crecimiento personal.

Este es un tema muy interesante y que es profundo de explicar, sin embargo, hoy tienes la oportunidad de empezar a trabajar en ellos.